Sobre Emilio...
En palabras de Julio Calvo Pérez, catedrático y acádemico, también amigo y paisano de Emilio, su bondad se refleja en sus obras, comprensión abierta a todos, proximidad a sus muchos alumnos, que se cuentan por cientos en estos treinta años de labor pictórica y de pedagogía artística continuada. Y hay al mismo tiempo también infantilidad en él, deseos de vivir en la inocencia prístina, la que proyecta desde sus ojos acuosos, nunca fríos ni hirientes, siempre envolventes, como su pintura. Ese el el doble sentido que toman sus paisajes conquenses.